En Miami, Florida, se encuentra uno de los centros de investigación y desarrollo de BlackBerry. En un centro como estos, lo que se hace se dice fácil, pero cumplirlo no es tan sencillo: se diseña de principio a fin un teléfono. En este centro se han diseñado 11 productos, incluyendo el más reciente de BlackBerry: el Z30.
Pero antes de que llegue al mercado, primero BlackBerry debe probar el dispositivo para que cumpla todos los estándares, y para asegurarse de que sobreviva entre dos y tres años de uso normal. Te daremos un paseo a través de cómo se prueba un Blackberry.
BlackBerry nos llevó en un paseo a través de su laboratorio especializado, que cubre todo el primer piso del edificio, más parte del segundo.
Lo primero que BlackBerry hace es tirar sus teléfonos al suelo. Así es, una de las pruebas consiste en tirar el teléfono en una “caída descontrolada” en el piso de concreto 100 veces. El teléfono debe de sobrevivir estas caídas, y si no lo hace, BlackBerry debe examinar qué fue lo que salió mal. En el laboratorio también pueden hacer pruebas de caída controlada, donde una máquina puede posicionar el teléfono para que caiga justo donde el especialista quiere, si es que detectó un problema con alguna de las esquinas específicas, por ejemplo.
Otra de las pruebas de uso es el “tumbling”, donde básicamente meten teléfonos a una “lavadora” que le da vueltas y vueltas, 200 veces. Duele verlos caer tantas veces, y escuchar como golpean las paredes. Al final de estas 200 vueltas, se espera que todos los teléfonos sigan funcionando, y si no lo hacen, es porque algo ha salido mal.
No todas las pruebas son tan rudas. Otras más se necesitan para probar el uso correcto del teléfono, y la seguridad para el ser humano. Por ejemplo, en el laboratorio de radiación, BlackBerry utiliza una solución salina para imitar la cabeza y el torso humano. Luego prueba los efectos que tiene el teléfono en uso sobre ella. Todo esto se hace para cumplir con los estrictos estándares de los gobiernos y los operadores.
Sin embargo, mi prueba favorita fue la de audio, localizada en el segundo piso del edificio, en una esquina lejana rodeada de oficinas. Este laboratorio se encuentra alejada de todo lo demás porque es el laboratorio de audio, donde se hacen pruebas de sonido en habitaciones aisladas cubiertas de material suave. Ahí, en el centro de dicha habitación, se encuentra Harvey el Hombre Verde. Es un maniquí que puede escuchar a través de micrófonos y altavoces, imitando la voz humana.
Así, BlackBerry puede probar qué tan bien funciona su cancelación de sonido. ¿La respuesta? Muy bien. Dentro de ese laboratorio, unos altavoces rodean a Harvey el Hombre Verde. Los encienden, y la habitación aislada se llena del ruido que comúnmente encuentras en una ciudad – construcciones, conversaciones ajenas, música – todo combinado y a un volumen altísimo. Harvey continua hablando en su calmada voz robótica: “I think you shouldn’t be here”. Pero nosotros no podemos escucharlo.
Cortan el audio, y ahora sólo el monólogo de Harvey queda. El jefe del laboratorio nos muestra lo que escuchó Harvey: el otro lado de la conversación, con toda claridad.
Es bastante impresionante.
Las otras pruebas no son tan emocionantes. Involucran radiación, mediciones de señales, cambios fuertes de temperatura. Pero te da una idea de lo que puede pasar tu BlackBerry sin que les pase nada, y que incluso después de años de abuso, sigan funcionando. Todo es gracias a este laboratorio en Miami, Florida, y los estrictos estándares a los que se apega.
Ya veremos si el Z30, que llega a México la semana entrante, también resiste esos 3 años de uso rudo que BlackBerry quiere que le des.
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